10.4.23

La inteligencia de la loba

 

Corre.
Corre con mujeres que corren con ella.
Corre con otras lobas.
Se detiene.
Se sienta sobre sus patas traseras
y aúlla.
La luna está negra
pero aúlla hacia esa sombra
porque extraña la luz.
Sus patas se hunden en la tierra húmeda
y percibe en ellas temblores,
cercanas erupciones de volcanes
que se avecinan.
La vía láctea chispea en sus ojos
rojos nocturnos como lava burbujeante.
Sus bigotes intuyen otras galaxias.
Esta loba mientras duermo
me mira desde los pies de la cama.
Me dice
que ya no es necesario correr
pero sí dar un gran salto,
que allí donde veo un pozo profundo
hay un bosque esperándome.
Otras veces
siento el rústico calor de su pelaje
entre mis piernas.
Y en el entresueño me confundo.
Esos pelos, esas patas, esos bigotes,
esos ojos de vigilia interminable
parecen ser yo misma, rescatándome.

Natalia Sol Peralta

8.3.22

Ancestras

Tantas veces siento
que escribo para hacer palabras
el silencio de mi linaje
al que no dejaron expresarse,

que mis pies caminan
por las que dejaron sus vidas
adentro de los hogares,

que vine a romper las cadenas
de las que obedecieron mandatos
familiares y sociales.

No vine a sembrar flores,
vine a remover la tierra,
porque ellas plantaron sueños,
yo soy germen y cosecha.

Natalia Sol Peralta

3.2.22

Regresar

Camina por el bosque de la vida como loba, como asceta, eremita, como mujer medicina, como sacerdotisa, subversiva, loca, sabia, libre.


De vuelta sola en su soledad, hermosa redundancia.

De vuelta en paz con su quietud.

Se ensambla a la música del murmullo vespertino.

Su pluma es unidad con la noche.


Hoy se siente bien con ella misma otra vez. 

Volvió a aterrizar en el cálido hogar de su interior.

Natalia Sol Peralta

15.6.21

Insomnia

Cómplice irrecusable de mí misma,
me hablo y a veces en voz alta,
muerdo la carne de mis dedos,
de mis yemas encalladas
que presionan notas en diapasones,
las izquierdas, las derechas pulsan letras.
Pierdo mi vista en los rincones,
en las paredes blancas, en los adornos,
encuentro la ventana y me escapo,
el cielo lejano siempre fue
un buen sostén para mis ojos.
Los sahumerios me humean el pelo,
las fosas nasales, la piel, la ropa,
los prendo y apago como cigarros espirituales.
La noche avanza, mis ojos cansados
detienen al fin su deambular,
pero mi mente peregrina,
viajera de pensamientos y cavilaciones,
exploradora de dimensiones abstractas,
exiliada de mis intenciones,
no quiere detener su marcha hoy
y me desafía, irredenta, el descanso. 

Natalia Sol Peralta

5.5.21

Helada


Hay viento esta madrugada,
el frío quiere alcanzar mis huesos,
le digo que no puede,
que adentro ardo de vida,
lo dejo hacer lo que quiera con mi piel,
rozarla, estremecerla, erizarla, 
si total 
soy un juguete del tiempo,
pero adentro no,
en mi alma mora la llama de lo eterno,
afuera el frío en la imposibilidad
de penetrar mi coraza,
adentro soy soberana del fuego.

Natalia Sol Peralta

22.1.21

Parsimonia


Dejo pasar lenta la tarde,
hago largos los mates,
mi mirada sube y baja
entro los libros y el paisaje,
las oraciones se extienden
hasta el horizonte, los versos
sobrevuelan los cerros,
las nubes jaspeadas 
se van ensombreciendo
mientras decrecen los ruidos
de la labor humana.
Las torcazas se acomodan
en sus nidos, los horneros
se cobijan en sus altos ranchos.
Un hilo rojo a lo lejos
anuncia la noche inminente.

Y conmigo el silencio,
aquí con la poesía al hombro,
los pies en las sombras
y el alma esparcida toda
entre musas, cielos y esteras.

Natalia Sol Peralta


11.1.21

¿Qué entendemos por amor?


¿Qué entendemos por amor? Es interesante hacerse esta pregunta. Y más aún, ¿qué entendemos por poemas de amor? Muchas personas creen que yo no escribo poemas de amor, y yo creo todo lo contrario. Siento que hoy escribo más poemas de amor que antes, porque escribo poemas de amor a la vida, de amor a la tierra, de amor al cosmos, de amor al andar, de amor a los cambios, de amor a animarse, de amor a uno mismo, de amor a la alegría, de amor a la tristeza, de amor a crecer, de amor a la espiritualidad, de amor al arte, de amor a la poesía, y podría seguir con la lista.

Es importante que podamos extender el concepto de amor mucho más allá de un otro, del amor de pareja (que también es maravilloso, pero no el centro y conclusión de toda la existencia del amor). El amor (y la poesía de amor) no se reduce a una sola persona sino más bien se amplifica a absolutamente todo lo que amamos.

Natalia Sol Peralta

21.12.20

Noche de poetas


La poesía como tópico,

la poesía como bebida,

como alimento,

tangible en la saliva,

en la voz, en las pupilas,

visible en lo invisible,

almas como humo

condensando el ambiente;

la poesía como cadena

que une, que arrastramos

los reos del universo,

ladrones de estrellas,

asesinos del lenguaje,

comprendidos

e incomprendidos

entre nosotros mismos,

como una comunidad

repleta de celdas, de estilos,

de géneros inventados,

pero una comunidad al fin;

la poesía como delito,

la poesía como cárcel,

la poesía como redención

la poesía como libertad.

 

Natalia Sol Peralta


18.12.20

Ahí arriba



Hay una vida ahí arriba

en la copa de los árboles,

una comunidad

de pájaros e insectos,

una red de ramas y frutos,

de savia, de hojas al viento.

 

Hay una vida ahí arriba

que linda con la brisa,

con los huracanes, las nubes,

que recibe la lluvia primero,

que está más cercana

a todas las constelaciones.

 



Acoge los soles de mañana,

despide a los atardeceres,

se funde con la oscura noche.

 

Hay una vida ahí arriba

y yo haciendo vida aquí abajo

pero sintiéndome más parte

de todo ese arriba.

 

Natalia Sol Peralta


2.12.20

El vendaval del alba


Así le llamo. Todas las madrugadas, entre las cinco y las seis de la mañana, sopla un ventarrón fuertísimo en San Juan. A veces mi insomnio me hace recién estar durmiéndome por esas horas, otras veces el sonido me despierta. Y entredormida sonrío. Cuando el viento bufa salvaje yo me lleno de calma. El viento balancea mi alma y la lleva a remotos lugares silvestres, a los hogares naturales de mi espíritu. Empiezan también a esa hora a cantar todas las aves con gran ímpetu. Una anuncia el despertar a viva voz (o a vivo pío) y se van sumando al canto el resto de los pájaros. Ese animoso trinar es la dulce orquestación de la aurora. Es la tierra que por este lado del orbe comienza la sinfonía de un nuevo día. Gustaría también comenzar mis jornadas a esa hora, con la primera luz del amanecer, pero es que también soy un ser nocturno y no es innato en mí el madrugar, entonces mi deleite sucede en esa línea de luz y sonido donde la noche y el día se saludan. Y yo escucho ese saludo y desde mi almohada les sonrío.

Natalia Sol Peralta



16.11.20

Ver
















Recovecos de naturaleza,
lo magnánimo yaciendo en lo simple,
mis pies me llevan por senderos comunes
pero mis ojos ven más allá,
veo ríos y selvas en un parque,
la flor silvestre me habla de bosques
y la humedad me canta sobre mares y ciénagas.

Natalia Sol Peralta

Ph. Natalia Sol Peralta
Provincia de San Juan, Argentina.

13.11.20

Nacimiento de un poema

Una mañana me desperté con esta pregunta: “¿Qué son esos frágiles espejos que me circundan?” Dormité un rato con la pregunta dándome vueltas. Me levanté. Mientras me lavaba la cara se seguía repitiendo… “¿Qué son esos frágiles espejos que me circundan?” Y así, media dormida aún, me senté al escritorio, tomé el cuaderno y me dije -A ver cómo continúa esto…- Y el resto vino solo, a través de los sueños, quizás a través de los espejos, cruzando la mañana, las palabras se golpearon en la hoja haciéndose visibles. Así es cómo muchas veces nace un poema, de palabras que se desprenden de planos de ensueños, de dimensiones vidriadas de mi inconsciente a las que sólo accedo gracias a un papel y una lapicera. Sin ellos, lo más probable es que esa pregunta se hubiera perdido en la nada.


Natalia Sol Peralta


12.11.20

Frágiles espejos

 


¿Qué son esos frágiles espejos que me circundan?

Son otros ojos, otros rostros, otras almas.

¿Y qué me muestran esos espejos? ¿Qué me espejan?

Son un laberinto de formas donde a veces entro pero del que otras veces huyo.

Porque no quiero hundirme ni perderme a través del espejo como Alicia.

Porque no sé si son reflejos fieles o distorsionados que me muestran lo que soy o lo que no soy.

 

Natalia Sol Peralta


1.11.20

Desnudez



Sería igual a mentir
si sólo escribiera
sobre iluminaciones,
serenidad, la naturaleza
y lo bello de la vida.

Sería ocultarme,
esconderme,
si no mostrara también
las oscuridades,
los desamores, dolores
e incertidumbres
que me interpelan.

A veces me debato
entre qué exponer
y qué reservar,
me pregunto qué idea
tendrán sobre mí
los actuales lectores
(los más antiguos
bien conocen mis sombras)

Pienso que sería
hipócrita con mi alma
si no la presentara
en su entereza
de emociones y sentires
con todos sus colores.

Decido pues desnudar
el cuerpo de mi poesía,
exhibirlo y revelarlo
inmaculado y corroído,
sosegado y salvaje,
blanco, negro, a veces gris
y otras tornasolado
como arco iris de arroyo.

Natalia Sol Peralta

29.10.20

Amé


Amé inocentemente,
amé ciegamente,
amé loca e intensamente,
amé piel a piel y a distancia
y me pregunto adónde se fueron
esa inocencia,
esa ceguera,
esa locura e intensidad,
esos amores,
en dónde quedó mi romanticismo
porque lo he perdido
junto con mi inocencia,
con mi ceguera
y esos viejos amores
que ya sólo son historia
u olvido.

Natalia Sol Peralta

19.10.20

CELAJE


Miro una nube,
miro una nube naranja, 
miro el fuego en una nube, 
miro al sol en el fuego, 
miro un cúmulo de vapor ardiendo, 
miro en la lejanía de la nube 
la cercanía del astro rey
y el centro del sistema solar 
parece estar a la vuelta de la esquina,
miro esfumarse las distancias
interceptadas por el cosmos. 
La nube se va,
el sol se oculta, 
mis ojos advierten 
la intermitencia.



Natalia Sol Peralta
Ph. Natalia Sol Peralta

7.10.20

A Quino










Gratitud infinita es poco.
Imperecedera fue tu creatividad
e inmortal será tu arte, Quino.
 
Mafalda fue la primera lectura de muchos.
Nos enseñaste a cuestionarnos desde niños,
a no aceptar todas las reglas,
a ver que había algo mal en el sistema.

Y a las mujeres nos despertaste
el ansia de liberación, de no caer esclavas
de las tareas del hogar.

Cuando niños mucho no entendíamos
pero plantaste en nuestro interior
grandes semillas de conciencia.
Intuimos que había una lección valiosa
detrás del dibujo que nos capturaba.
 
Creo que también nos mostraste
que una niña o niño puede ser inmenso.
 
El mundo le dolía a Mafalda
porque, sabemos, te dolía a vos.
Y hoy ya no te duele.
 
Tu alma se merece toda la paz, Maestro.
Que todo nuestro amor sea una curita
que puedas colocarle a tu espíritu.
Hasta siempre.


Natalia Sol Peralta

27.9.20

LOBA (cuento)


Ella caminaba junto a la loba. Se seguían a todas partes. Ella iba desnuda porque se sentía silvestre. Iba acompañada de la loba porque no quería que nadie la molestara.

Se sentaban una al lado de la otra, cerraban los ojos, levantaban sus narices y olfateaban en el ambiente todos los aromas cercanos y los lejanos.

La loba se acicalaba y lamía también la piel de su compañera.

Andaban en silencio, excepto cuando se detenían a aullar. A ella no le gustaba hablar y a la loba no le gustaba ladrar. Pero eran un perfecto dueto cuando juntas aullaban.

Se entendían con miradas.

A veces, ella se ponía en cuatro patas, miraba fijo a la loba y comenzaban el juego. Otras veces, la loba empujaba con su hocico a su camarada para iniciar la juerga.


Por las noches, la loba se hacía un ovillo y ella se recostaba sobre su pelaje, cálido como un abrigo. Sus tibios alientos se unían en el aire mientras dormían.

Dicen que un amanecer salieron dos lobas de la cueva. Y de la humana ya no hubo rastro.

Natalia Sol Peralta

22.9.20

DIOSA


A medida que fue pasando
el tiempo en mi cuerpo
aprendí a sentirme atractiva
sin maquillaje
sin tinturas en el pelo
sin usar ropa ajustada.

Aprendí que puedo ser sensual
al natural, con nuevas líneas
o pecas en mi rostro,
con mis canas,
con mis rollitos,
con mis estrías,
con mis manchitas,
con mis cicatrices,
con mi celulitis,
con mi delgadez,
con mis asimetrías.

Aprendí que la belleza
sólo se trata
de sentirme en paz
conmigo misma
y amarme incondicionalmente
tal cual soy.

Natalia Sol Peralta

25.6.20

Saudade


A veces la distancia tiende trampas,
entre la nostalgia y el silencio
estiro las manos vacías
ante la imposibilidad de lo tangible

pero el amor es incorpóreo,
inconexo, ni mar ni nube,
moléculas que unen cielo y tierra
aunque no haya oleaje,
aunque no diluvie.

Natalia Sol Peralta


Ph. Natalia Sol Peralta
Ruta 40, Argentina

13.6.20

Día del Escritor


Recuerdo el primer día del escritor que celebré. Tenía dieciocho o diecinueve años y estaba decidida a ir por primera vez sola a un café a leer y escribir. Me daba algo de pudor, pero quería animarme, mi espíritu bohemio me lo pedía. Era una tarde muy gris de fines de otoño en la ciudad de Buenos Aires. Media hora antes de mi cita pactada conmigo misma, se largó a llover torrencialmente. Miraba la calle por la ventana de mi habitación, llovía cada vez con mayor intensidad. Aun así, me abrigué, me puse el piloto impermeable con el morral colgado debajo para que no se mojaran cuaderno y libro, y salí debajo de la lluvia. Caminé hasta el café El Coleccionista, a unas cuadras de casa en el barrio de Caballito, y me senté junto al ventanal. Debido a la fuerte tormenta, había mucha gente adentro. Me sentí un poco inhibida y temí no poder concentrarme en mis asuntos. Hice mi pedido usual de aquella época: un cortado en jarrito con dos medialunas de manteca. Una vez que el mozo dejó en mi mesa lo que había ordenado y apoyé sobre ella mi pareja literaria, todo cambió. Empecé a leer y las voces del gentío se fueron tornando cada vez más lejanas. Concluida la lectura, abrí mi cuaderno, apoyé la lapicera en la hoja y me hundí en ella. Sólo levantaba la vista para ver el agua caer por la ventana, el parque Rivadavia y la avenida bajo una cortina uniforme de lluvia. Y en mi cuaderno las palabras se precipitaban de la misma forma. Permanecí allí alrededor de dos horas. Cuando salí la tormenta había mermado. Esa tarde experimenté un trance literario tan profundo, extasiada hasta el orgasmo lírico, que desde ese entonces cada día del escritor lo celebro en un café con mis cuadernos y libros de turno.
Hoy tuve la hermosa suerte de poder obsequiarme esta celebración, unos diecisiete años después de aquella iniciación, en el café Tres Cumbres de la ciudad de San Juan. Aquí han reinaugurado los cafés hace una semana. Desde el ventanal contemplo un día soleado con un cielo impecable en el que se ve a plena luz del día la perfecta silueta menguante de la luna. Tomo un sorbo de café, vuelvo la mirada al cuaderno y mi suspiro sale condensado en tinta a través de las palabras.

Natalia Sol Peralta


La fotografía la tomé el invierno pasado en el Café Cortázar, uno de mis bares porteños favoritos, situado en el barrio de Palermo.


29.3.20

Declive





















Otoño,
mi estación más preciada,
de musas que se caen
a mis pies y crujen en el alma;
de versos que se sueltan
de la enramada de mi inspiración;
de ciclos que concluyen
y renaceres que, serenos, aguardan.


Natalia Sol Peralta
Ph. Natalia Sol Peralta

11.2.20

Ella ama el agua




















Ella ama el agua, los ríos, los lagos, los mares y darse largas duchas. Ella en el agua se siente pura. Se sumerge entera en fluviales naturales, acaricia los guijarros del suelo subacuático, los toma, los examina, se maravilla con colores que al secarse pierden su encanto, y los devuelve al agua. Ella se queda quieta y se deja investigar las piernas por los peces. Siempre busca algo en las profundidades que no sabe qué es. Pero el agua la llama y acude al llamado. Y cuando no puede hacerlo desespera como una sirena atrapada entre redes bajo el sol abrasador. Así es ella, mujer de aguas, de crecientes y sequías, de frescuras y oleajes, siempre la misma y siempre distinta.

Natalia Sol Peralta ~ Ph. Natalia Sol Peralta

20.1.20

Inspiración

Me inspiran los amaneceres, pero más los atardeceres. Me inspira la hora dorada. El sol. La luna. Las nubes de arrebol. Las estrellas. El cosmos infinito. Me inspiran los árboles, las plantas y las flores, sobre todo las pequeñas florecillas silvestres. Me inspira el olor a tierra húmeda. El aroma del pasto recién cortado. El viento, pero más la lluvia. Me fascina escuchar truenos. El canto de las aves. Los sonidos de la noche. El conticinio. Me inspiran las montañas, los cerros, las colinas, las cimas lejanas nevadas. El celeste del cielo de día, pero más la bóveda azul de la noche. Me inspiran los gatos, su sensualidad, su sigilo, su misticismo solemne. Me inspira toparme con animales cuando viajo: un caballo, una cabra, un zorro, una lechuza. Me inspira viajar. El senderismo. Amo la ruta. Volar en avión me emociona. Andar en tren me trae recuerdos de infancia. Me inspira el paso del tiempo, la remembranza, pero más las utopías, los sueños, y más aún los proyectos, los nuevos comienzos. Me inspira el agua: de un lago, de una cascada, de una ciénaga, del mar, pero más del río. Me inspira leer: novelas, filosofía, biografías, ensayos, pero más y por sobre todo, poesía. Me inspira el objeto libro. Me inspira aprender. Me inspira la muerte, pero mucho más la vida. Me inspira la música, el cine, el teatro, la pintura. Me aficiona la fotografía, contemplar, plasmar. Ver fotos viejas. Me inspira tener una lapicera en la mano y un cuaderno debajo. Me inspira la figura del Buda. Los monjes budistas. Los grandes yoguis. Me inspiran las mujeres libres de alma salvaje. Me inspiran mis amigas. Mi familia. Las historias de mi familia. Me inspira la gente. Las miradas. Los gestos de quien habla. El lenguaje corporal. Una persona en silencio. El sonido de un cuenco tibetano. De campanas. El aroma de un sahumerio. El humo. Me inspira el fuego. Las piedras. Los cristales. Las plumas. Las texturas. Me inspira mirar por las ventanas, sobre todo la de los cafés. La solitud. Me inspira un niño abstraído en su juego. Un perro con la mirada fija en el horizonte. Me inspira el mate. El café. Las infusiones aromáticas. El sabor de una fruta dulce y jugosa. Las formas y colores de las verduras. Me inspiran las personas mayores. Los relatos de vida. Me inspira la gente que viaja por el mundo. La gente que se anima. La gente decidida que lucha por sus sueños. Me inspiran los artistas. Me inspira meditar. Practicar yoga. Pero más me inspira salir a caminar. La naturaleza toda. La gran fuente. Y conectarme con mi espíritu.

Natalia Sol Peralta
Ph. Natalia Sol Peralta

7.1.20

Remembranza
















Mariposas blancas,
paloma blanca,
algunas gaviotas
y garzas
sobrevuelan el canal
del río Salado;
espesas nubes blancas
y su blanco reflejo
sobre el agua,
se me enardece el alma
de tanta luz
y tantos recuerdos,
tantos senderos hay
con huellas imborrables,
tantos árboles testigos;
ya lo he dicho:
Junín es un álbum
de fotografías vivas,
un baúl abierto
de memorias inmarcesibles.

Natalia Sol Peralta

Ph. Natalia Sol Peralta
Río Salado. Junín, Buenos Aires.

26.12.19

Ventanas


Me gustan las ventanas, en su simbolismo y mirar a través de ellas. Te enmarcan un pedazo de mundo, te traen el reflejo de memorias de otros tiempos. La ventana de tu habitación de niño o adolescente; la ventana de la casa de una abuela o una tía y su pedazo de patio, de barrio o de cielo; la ventana de tu bar favorito, el que desde la quietud contemplativa te mostraba a la gente moviéndose afuera; y tantas ventanas que con sus paisajes urbanos o naturales se nos guardan como un álbum de fotografías en la memoria.

Hoy he vuelto a pasar los días mirando a través de una ventana por la que alguna vez miré con ojos de niña, de adolescente y de inicios de juventud. Contemplé desde ella con la mirada de una infancia que terminaba, con la mirada de la adolescente oscura y melancólica que fui, y luego con la mirada de la joven que descubrió el yoga y el budismo, viendo con otros ojos a través de esos cristales, con su percepción cambiada del mundo.

En algún momento sentí temor de que al volver a alojarme en mi vieja habitación después de tantos años se me viniera todo el pasado encima. Pero no. La habitación ya no es la misma. El paisaje ya no es igual. Y yo soy otra. Donde antes se contemplaba un paisaje gris ahora hay un árbol que creció inmenso pincelando de verde todo el panorama. Y yo también reverdecí.

Natalia Sol Peralta

Ph. Natalia Sol Peralta
Caballito, Buenos Aires.

20.11.19

Resonancia



No te calles, niña.
No te calles, mujer.
No silencies tus aullidos, loba.
Pisa el suelo descalza
aunque se lastimen tus pies,
siente la tierra bajo tus pasos
y avanza, sal de la espesura,
el claro que vislumbras a los lejos
te mostrará las estrellas
y hallarás tu norte.

Natalia Sol Peralta