El vendaval del alba

Así le llamo. Todas las madrugadas, entre las cinco y las seis de la mañana, sopla un ventarrón fuertísimo en San Juan. A veces mi insomnio me hace recién estar durmiéndome por esas horas, otras veces el sonido me despierta. Y entredormida sonrío. Cuando el viento bufa salvaje yo me lleno de calma. El viento balancea mi alma y la lleva a remotos lugares silvestres, a los hogares naturales de mi espíritu. Empiezan también a esa hora a cantar todas las aves con gran ímpetu. Una anuncia el despertar a viva voz (o a vivo pío) y se van sumando al canto el resto de los pájaros. Ese animoso trinar es la dulce orquestación de la aurora. Es la tierra que por este lado del orbe comienza la sinfonía de un nuevo día. Gustaría también comenzar mis jornadas a esa hora, con la primera luz del amanecer, pero es que también soy un ser nocturno y no es innato en mí el madrugar, entonces mi deleite sucede en esa línea de luz y sonido donde la noche y el día se saludan. Y yo escucho ese saludo y desde mi almohada les sonrío.Natalia Sol Peralta
No hay comentarios.:
Publicar un comentario