Dejo pasar lenta la tarde,
hago largos los mates,
mi mirada sube y baja
entro los libros y el paisaje,
las oraciones se extienden
hasta el horizonte, los versos
sobrevuelan los cerros,
las nubes jaspeadas
se van ensombreciendo
mientras decrecen los ruidos
de la labor humana.
Las torcazas se acomodan
en sus nidos, los horneros
se cobijan en sus altos ranchos.
Un hilo rojo a lo lejos
anuncia la noche inminente.
Y conmigo el silencio,
aquí con la poesía al hombro,
los pies en las sombras
y el alma esparcida toda
entre musas, cielos y esteras.
Natalia Sol Peralta

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