5.12.14

Poética













Hoy me vuelco a lo simple,
a la belleza pura y sutil,
a la poesía en su esencia.

Mi espalda se entumece,
mis manos se crispan;
tan sólo quiero soltar,
preciso llorar palabras
cual tibias gotas sazonadas.

Basta de diluvios en papel,
que mi espíritu caiga
como rocío en las hojas.

Admiraré a los grandes escritores
e imitaré, en mi juego artístico,
a los grandes poetas de lo eterno.

Y mi vida abrazará las formas 
de una oda...

Hoy me anuncio como poeta,
ya no como escritora.

No gusto más de largas horas
frente a pantalla y teclado;
ahora gusto de largas horas
frente al rostro de la naturaleza
que besa a la creación.

Gusto de los versos hechos de estrellas
y los renglones que saben a tierra.

Doy las buenas noches al cuaderno
que en sus pálidos brazos me contiene
y me voy a crear con plácida gracia
rapsodias en sueños de diosa.

Bajo a la selva subterránea
hasta que me llame la mañana
a regresar al mundo de arriba,
a cubrir con el velo corpóreo
este poema salvaje que se escapa.

Ya no lo cuento como un cuento,
ahora lo cuento como un alma.


Natalia Peralta 

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