Si
tengo que hacer una pequeña devolución a Chile, le diría que: amé su gente, su
cordialidad y buen ánimo; que Santiago es la ciudad con más opciones veganas
que he conocido hasta ahora; y que extrañaré el dulce y sabroso mote con
huesillo.
Me
traje todos los colores apilados de Valparaíso en la retina, la húmeda belleza
de su puerto activo, y la frescura de las olas del Pacífico en mis pies. Aún me
siento envuelta en el verde montañoso y la pureza del Cajón del Maipo, y en el
silencio meditativo del templo Bahá’í. Al mismo tiempo, sigo sintiéndome
empujada desde atrás por la energía hiperactiva de la ciudad de Santiago, que
recorrí de punta a punta en todos sus medios de transporte, desde “la” micro
hasta trole y metro.
Nat, mi
amiga chilena del alma, ha sido la mejor guía turística. Estos días alegres, de
mucho caminar y charlar y reír, quedan muy bien guardados en mi corazón para
siempre.
Mi
amigo argentino, que cruzó la cordillera para quedarse a vivir del otro lado,
me concedió el honor de compartir una jornada en su paraíso. San Alfonso es un
mundo aparte de plácida magia.
Gracias, Chile. Gracias a todos quienes me dieron tan cálida bienvenida. Y, sin
dudas, ¡nos volveremos a ver!
Natalia Peralta
Fotografías: Natalia Peralta
Puerto de Valparaíso y San Alfonso
Puerto de Valparaíso y San Alfonso









