disuelve este frío de mi piel;
acúname
con tus manos doradas;
llévame
a tu cálida fuente de luz,
quiero arder
en tu vientre de fuego.
Esta urgente necesidad de ti,
de buscar tu rostro esférico
en el silencio;
la templanza de tu compañía
me sosiega.
Fluyes hacia mi alma,
inagotable,
manantial de dulce lava
que me baña;
y me renuevo en tu vertiente
de poderosa energía cósmica.
Natalia Peralta

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