Universo,
Cosmos, Fuente, Vida, Gran Espíritu; no puedo llamarte Dios porque siento
que te queda chico, que en ese nombre te idealizamos, que ni siquiera tienes un
nombre porque trasciendes las palabras mismas. Todo en ti es perfecto, todo en su orden, tanto que el
desorden forma parte del equilibrio.
Los seres humanos somos una minúscula parte de ti, pero
tan importante como el tornillo que sostiene una rueda para que un carro no se
desmorone. Somos parte tuya, igual de perfectos en nuestras imperfecciones.
Dios: palabra creada por el hombre, que todo tiene que
nombrar y catalogar. Si, en verdad, eres todo lo que no se ve, pero que nos
mantiene con vida, esa energía constante, eternamente a disposición para
sanarnos y armonizarnos, para volvernos al orden perfecto en la infinitud de
nuestras almas.
Gracias por darme esta vida consciente en el planeta
Tierra, lo amo. Amo a la Naturaleza que me envuelve cada día, donde te
manifiestas. El canto de un pájaro puede ser el eco de una estrella; el viento,
un recorrido de ese eco por toda la vía láctea; los cerros, retazos de un Marte
o un Venus.
Cuando me preguntan si creo en Dios, digo que no.
Cuando me preguntan en qué creo, digo que creo en la
pura e inagotable energía universal, en la Vida, creo en la Pachamama que nos
protege, creo en esta alma maravillosa que hoy transita por mi cuerpo. Creo en
los seres humanos, sí.
Creo que estamos entrando en un poderoso cambio, en el
que aprenderemos a trascender toda incertidumbre de este plano físico y nos acoplaremos,
saltando dimensiones, en la más alta frecuencia del Amor Universal.
Natalia
Peralta
[Retiro de silencio de Servital Shambala, San Juan]