10.6.11

Ave Fénix


Arde en la hoguera de su propio vuelo.
Bajo el cuerpo de lumbre ella es el Sol.
Su resplandor la atrae y la convierte en ceniza.
Viaja a su íntima noche, se asimila
al leve polvo errante de los muertos.
Pero entre lo deshecho se rehace.
Toma fuerzas del caos, se teje en luz
y amanece en la llama indestructible.

Pacheco


Todos hemos ensayado alguna o más de una vez esta 'muerte y resurrección en vida' ante episodios de dolor, pérdida, cambio, decadencia, etc., y es en ese sentido que la figura del Ave Fénix encarna la esperanza de un siempre posible recomienzo.

En Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche habla de las transformaciones de nuestro ser y de nuestro espíritu, y plantea que para alcanzar la cima de la felicidad primero hay que pasar por lo más bajo del dolor. En cierto pasaje formula la pregunta “¿Cómo pretendes renacer si antes no te has reducido a cenizas?”, la cual podría ser una clara alegoría al Fénix. Pero, de todas formas, siempre entendiendo esta muerte a la decadencia como una purificación personal y la sempiterna oferta de seguir en búsqueda de la plenitud y la felicidad.

Otro aspecto precioso del Ave Fénix es el que lo vincula con la idea de la no violencia, ya que al alimentarse sólo del rocío, este etéreo alimento le otorga la posibilidad de no dañar a ningún ser viviente para asegurarse su supervivencia. Además, al quemarse a sí mismo no lastima “karmicamente” a nadie, sino que se autoinmola sin necesidad de ningún otro actor, sin ocasionar dolor a ningún ser en ningún sentido. Nos recuerda asimismo a la filosofía jainista, donde sus adeptos llegan a usar la cara cubierta con un lienzo para no lastimar ni matar a ninguna criatura, por más pequeña que fuese. En este aspecto el Fénix es un claro ejemplo de la cristalización del principio de Ahimsa (no violencia).

En la tarea que encara, una y otra vez, de re-crearse a sí mismo, nos da muestra de la libertad y a la vez la responsabilidad personal por la elección de la vida a la que queremos renacer.
El Fénix simboliza la inmortalidad, la cual no es ajena al cambio: nacimiento, esplendor, decadencia y muerte están enlazados entre sí, formando una interminable cadena que se extiende desde y hasta el infinito, lo que nos permite tomar real perspectiva y escala de cada uno de los escollos nuestros de cada día, y entenderlos como constantes oportunidades para el cambio.

El Ave Fénix es un ser sensible y fuerte al mismo tiempo. Se quema a sí mismo cuando advierte que debe ser su fin.

Podemos imaginar al Ave Fénix perdiéndose en el cielo, haciéndose eterno con su alto vuelo en una fusión con el Universo.


Natalia Peralta & Mauricio Laruffa

8 comentarios:

El Poeta Maldito dijo...

El ave Fénix es el símbolo perfecto de estos días, comparto lo que decís lo de tener sensibilidad y a la vez fuerza, en que cada caída, cad muerte; hay que renacer y ser el mas fuertes que antes.

Rodrigo MOVIL 154-074-9479 VILLA DEL PARQUE dijo...

fui varias veces un ave fenix y lo sere por otras tantas veces mas ,siempre me tejo con hebras de luz y me baña el sol con sus brazos al comienzo de cada dia...
besos natalia

rodrigo

Francisco dijo...

Siempre me llamó la atención el ave fénix, no nace de un nuevo fuego, nace de un cuerpo muerto.
Si la muerte cortó sus alas por algo será, tal vez el ave está destinada a morir y renacer siempre por culpa de un mismo "tumor", casi tan cruel como una constante entre la dicha de la vida y lo lúgubre de la muerte.

Si es así, no hay ciclos en su vida, sólo un eterno y lineal sufrimiento.

PD: Sorpresa!! Adiviná quien volvió con MUCHA OSCURIDAD? xD jajaja!

Beso, cuidate!

Natalia Peralta dijo...

Que grande, Franz! Ya extrañaba tus comentarios por acá! Me alegra tu oscuro regreso, jeje.

El Ave Fénix no nace de un cuerpo muerto, la mitología cuenta que al quemarse el cuerpo (completamente), de las cenizas que quedan nacen larvas que luego engendran juntas un nuevo Fénix. Sería un poco la representación gráfica del "¿Cómo pretendes renacer si antes no te has reducido a cenizas?" de nuestro querido Nietzsche. La metáfora quizás nos enseña que a veces esos períodos de sufrimiento profundo por los que pasamos no son más que la gestación de un ser que renacerá fuerte y gozoso, para luego desplegar sus alas y volar alto.
Yo a los ciclos los veo muy marcados, en el quemarse hay sufrimiento, pero en el volar libre por los cielos hay felicidad.

Vos siempre incitando al debate... lo cual me gusta, porque me hace pensar y escribir =)

Abrazo, Franz!
(Vos tendrías que hacerte un blog!)

Francisco dijo...

Jajaja lo pensé, pero como el facebook o el fotolog seguro que después me terminaba dando cosa continuarlo xD (no hablemos de aquella historia que nunca terminé!) y además la verdadera escritura la dejo para personas que saben como vos, yo me voy a dedicar a hacer cine jaja!
En serio, el nivel de expresión que vos tenés en un blog, con tal dedicación yo no lo haría, igual cuando termine de filmarlos te los voy a pasar para que hagas tus correspondientes críticas.

Beso Natty! Que estés bien!

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=3FWq17CT6Cs&feature=related

Natalia Peralta dijo...

Me senté cómoda con un tecito a disfrutar del video... verdaderamente hermoso! Y la música de Stravinsky, sublime!
Gracias.

César A. Cortés dijo...

Y un día de las cenizas, el ave no volverá a renacer, y aquí es en donde las cenizas vuelan en el aire llevandolas a multiples lugares transformandose no en otras cosa más que la aceptación de lo inevitable y fundiendose con ellos.