15.4.17

Lluvia de otoño

Llueve. Y no es tormenta, es la lluvia larga y suave propia del otoño sanjuanino cuando ya el frío comienza a instalarse. Ese frío que nos hace sacar las camperas del ropero y poner las frazadas sobre la cama. El mate caliente con algo tostado a la mañana y el tecito por la noche que acompaña la lectura antes de dormir. Es volver a disfrutar del sol cuando aparece como el mejor abrigo. Y la gama de colores que desprende el otoño donde al andar me siento como dentro de una pintura de Monet. Es respirar la vida que amo y olvidar por dos estaciones el anhelo del sur. Este clima que nos invita a acercarnos más, a abrazarnos más. Es la inspiración que ante el frío se torna fuego para mantener el calor de la existencia.


Sí, amo el otoño. Y me gusta la gente que gusta del otoño; esos que salen con las primeras hojas que caen, con las nacientes brisas frescas, cuando la muchedumbre comienza a guardarse en sus casas. Los que gustan del otoño algo saben distinto del resto. Se animan a la metáfora, a desnudar todas sus ramas, a cambiar de colores, a soltar y a soltarse.
Amo el otoño y la libertad que expresa. Y gusto también de los que se animan a esa redención juglar.

Natalia Peralta 

Fotografía: Natalia Peralta 
Ciudad de San Juan, Argetina

1.4.17

Solitud


Y la soledad es no poder decirla.*
Pero sí escribirla. Pero sí amarla.

Ecos de silbido del viento interior.

La solitud es como un ser,
nos habla, es la revelación silenciosa,
camarada sin palabras.

Es ser uno mismo
en tiempo y espacio y vacío
y no tenerse miedo,
es amarse
buscar estar a solas.


Sentirse en la calma de ser
unos cabellos al viento,
unos pies descalzos en el césped,
un espíritu silencioso,

el cuerpo como hogar
y los ojos como ventanales
que nos cuentan el mundo.

Como ave de parque
a veces repliego mis alas
y me arrimo a los seres humanos;

hijos de la Tierra,
yo ando por caminos más escondidos,
no es fácil encontrarme.

Deambulo observadora de todo,
picoteo un poco aquí y allá
y vuelvo a mi nido de papel.

Natalia Peralta 
Fotografía: Natalia Peralta 

*Alejandra Pizarnik