Mi
mujer arcaica está cansada, lleva un peso ancestral en sus espaldas. Ella
quiere hacer, pero su linaje le pide descanso. Ella no va a ceder. Mi madre ya
descansa. Yo venceré este asedio. Las lágrimas comenzaron a secar, escasean como lluvia de estepa.
Algo brota de la superficie de mi ser, lo
dejaré crecer. Son mis sueños queriendo cumplirse. Son semillas queriendo
abrirse. Las raíces tienden a secarse, pero el tronco de este árbol es fuerte,
crecen ramas con frutos latentes. Aunque mi corteza se resquebraje extenderé
estas ramas a las alturas. Aunque falten innumerables otoños e inviernos por
vivir, no caeré. Ningún oscuro leñador con su hacha podrá quebrarme. Estoy
cansada de un cansancio que no es mío. Cargo también un manojo de heridas
propias que yo misma curaré. Tengo el poder de sanarme. Tengo esta savia viva. Seguiré creciendo, expandiéndome interminable, no me rendiré.
Natalia
Peralta
Fotografía: Javier Páez
Muro
Bosque de Arrayanes,
Neuquén