12.3.16

De San Juan a Sídney

(A Natalia Lizama)











Estamos lejos, sí.
Hay un silencio oceánico
con una profundidad inasequible
por donde viajan mis pensamientos
y los tuyos,
por donde bucea nuestro afecto
para encontrarse en algún punto
del Pacífico.

Este poema me sabe húmedo
son sal de mar y lágrimas
porque la vida cambia
y en cada llanto el rostro se transforma
y el alma.

Mas también somos las mismas
que antaño reímos tiradas en el suelo
mate mediante
y filosofías de vida atragantadas.

Tan distintas y tan iguales
como un espejo frente a otro;
en la aguada distancia el reflejo crece
y a través de él nos mira el sol
y nos enceguece.

Caminamos bajo el mismo sol, sí.
Quizás no estamos tan lejos entonces.

Se mojan mis ojos al fantasear
el abrazo apretado de un reencuentro. 

Con nadie he podido ser tan yo misma,
expresar mis más íntimos anhelos
y tristezas
y enojos
y alegrías.

Me gusta imaginarte de día,
activa, mientras aquí
me vence el sueño;
o tú soñado mientras aquí
transcurre la vida.

Juntemos tu arena y mi tierra
en algún punto del Pacífico,
amiga mía,
y construyamos una balsa
de amor de puerto en puerto
mientras navegamos la existencia
en lejanía.

Natalia Peralta