7.7.13

Me despido, Buenos Aires













Vieja ciudad de Buenos Aires
yo te quise, durante un tiempo
fuimos dos buenas amantes
que se besaban noche y día.

Recuerdo largas madrugadas
en las que contigo conversaba,
con tus faroles, con tus ruidos.

Yo no quería silencio entonces,
sólo escuchar las voces
de una capital que no descansa,
 sólo perderme en las luces
de tus grandes ojos porteños.

Pero las dos en el fondo supimos
que era pasajero enamoramiento.

Tu voz comenzó a aturdirme
con su parloteo incesante,
tus luces me enceguecieron
cada vez más y brillantes.
Y así, casi ciega y aturdida
te doy firme despedida. 

Te pusiste ese negro perfume,
aroma de calle y tránsito,
como buscando reconquistarme
con algo más que tu canto
de bullicio, con oscuro vendaval.

Pero busco cambiar el paisaje,
que al abrir entero el ventanal
lo gris se convierta en verde;
que los altos edificios, los negocios
sean altos árboles, sierras o cerros;
que el aire entrando en mis pulmones
sea una caricia, no un lamento;
que mis oídos y mi voz
conversen con pájaros o flores,
ser un coro con los grillos,
pintar mi alma con colores;
que sea la paz mi suspiro.

Yo te quise, Buenos Aires,
más ya es hora de partir,
hoy te escribo desde Junín
pero me voy cerca de los Andes.

Nos veremos más adelante,
pido un tiempo prudencial,
fuimos dos buenas amantes
pero este es el final.

No existe en mí tristeza,
no me aflige lo inevitable,
cerramos juntas un ciclo,
preparé luego mi equipaje.

Te despido con una sonrisa,
siento el llamado de la brisa,
voy partiendo hacia lo salvaje.


Natalia Peralta
 Fotografía: Natalia Peralta