
Descansa en mi ser
la quietud de la noche,
un rayo escondido
enceguece mi visión.
Lámpara de realidad,
luz de mi conciencia,
exprimido el pasado,
redención de lo real.
“Me pregunto:
¿Por qué seguía
junto a lo que me hería?
Me agrandaba la herida
y te culpaba a vos.
Me abriste los ojos
con un fuerte golpe,
y te odié por eso
pero ahora te consagro
por darme esta visión.”
Anteojos para los que no ven...
Casi pierdo los míos...
Hoy todo está claro
y por única vez
me adhiero a esta claridad,
la venero.
Mis pies se mueven,
adelanto en mi camino,
un sendero sin neblina,
y la verdad: mi devoción.
El pasado,
el querer,
el dolor,
el odio
y el fin de todos los ciclos.
Luego
la paz en mi ser.
Borrón
y cuenta nueva.
Natalia Peralta