20.10.07

Humana maquinaria











Me mira con el furor perdido,
llama mi nombre en el tiempo muerto.

Cadáveres atónitos en tumbas invisibles,
atrapados en la nada,
muertos por nada (y por todo).

Sabor amargo sobre mis labios,
besar la nada me seca la boca,
pero la nada se humedece con mi soledad.

Paredes coloridas en un cuarto oscuro,
habitación sin luz, marginación visual.

Cuerpo robótico, máquina inerte,
mi piel se rompe, no hay caricia final.

Nadie clama mi nombre, reina el silencio,
mis oídos atentos, pero solo oigo
el correr del fluido de la soledad.

Natalia Peralta

2.10.07

Ruido



Encerrada en mi caja de cemento
veo pasar lentas las horas.
El mundo y la vida me sofocan,
se me confunden las voces,
las ajenas y las internas.
Necesito pensar en silencio,
¿podrían dejar de hacer ruido?
Trato de descansar
pero las luces perforan mis ojos,
¿podrían apagarlas?

Converso con mis miedos
y conozco su belleza.
Otra vez las voces, las luces,
hoy mis ojos están secos.
Se esconde el perdón,
todo huele a penitencia.
La condena de los sonidos,
nadie puede escaparles.
No existe el silencio,
el corazón no se detiene,
mis oídos van a estallar.

Natalia Peralta

9.9.07

Clipo

Exclamación,
pensamientos,
un leve suspiro
y una mirada cómplice.

Más pensamientos,
un parpadeo de ojos,
un movimiento
que apenas se percibe
y miradas,
muchas miradas destartaladas.


El asombro,
la intriga,
más pensamientos,
archivos del alma
guardados en la mente.

Extracción de pupilas,
los ojos curiosos
(y en los oídos
una música continua)

Una seña indicando
el lugar específico.
Exclamación.
Luego
la mirada indiferente.

Signo de lo correcto,
y un espiral
de manifestaciones visuales.

Vidrios para la lectura
del pergamino olvidado
y un viaje repentino
en un avión de papel
hecho con ese pergamino.

Llegada
de quien no debía venir.
Parálisis de la inspiración
y la vuelta
a las tareas pactadas.

(En la soledad cúbica
un consuelo inexistente)

Natalia Peralta

5.8.07

Recuperando la visión (Borrón y cuenta nueva)


Descansa en mi ser
la quietud de la noche,
un rayo escondido
enceguece mi visión.

Lámpara de realidad,
luz de mi conciencia,
exprimido el pasado,
redención de lo real.


“Me pregunto:
¿Por qué seguía
junto a lo que me hería?
Me agrandaba la herida
y te culpaba a vos.

Me abriste los ojos
con un fuerte golpe,
y te odié por eso
pero ahora te consagro
por darme esta visión.”

Anteojos para los que no ven...
Casi pierdo los míos...

Hoy todo está claro
y por única vez
me adhiero a esta claridad,
la venero.

Mis pies se mueven,
adelanto en mi camino,
un sendero sin neblina,
y la verdad: mi devoción.

El pasado,
el querer,
el dolor,
el odio
y el fin de todos los ciclos.
Luego
la paz en mi ser.
Borrón
y cuenta nueva.

Natalia Peralta

11.7.07

La virtud del silencio


Cuando era adolescente me avergonzaba ser callada, y al mismo tiempo me sentía tanto más inteligente que las personas de mi edad, pero no sabía expresarlo, no podía exteriorizarlo. Ahora comprendo que no es que no sabía o no podía hacerlo, sino que esa sabiduría que siempre sentí tener dentro de mí no es de la que se expresa con palabras. Hoy valoro mi silencio como una de mis mejores virtudes. A menudo me sorprende la gente que habla mucho, me desconciertan las personas ruidosas que parecen temerle al silencio. Cuando me encuentro con este tipo de seres suelo quedarme mirándolos sin escuchar realmente, observándolos como un todo, un conjunto de ruido y torpeza. 
A lo largo del tiempo aprendí a valorar mi silencio y aceptar mi modo de ser tranquilo y sigiloso. "Cuando hables procura que tus palabras sean mejores que tu silencio”, dice un proverbio de la India. Pitágoras alegó que “el silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría”. El verdadero conocimiento es inexpresable, no se dice con palabras sino que se expresa por sí mismo, es la sabiduría que se manifiesta serena en el ser. 

Natalia Peralta


"Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao Tse:
Los que saben no hablan; lo  que hablan no saben.'

Cuando el Maestro entró donde ellos estaban, le preguntaron cuál era el significado exacto de esas palabras. El Maestro preguntó 
-¿Quién de vosotros conoce la fragancia de la rosa?-
Todos la conocían. Entonces dijo -Expresadlo con palabras-
Y todos guardaron silencio."


Anthony de Mello

6.7.07

Sobre el odio y el amor

Hace un tiempo escribí:

"Un odio mortal corre por mis venas, ansiando pronto escapar por una fràgil muñeca. Pero la muñeca parece muy fuerte, la piel es un muro donde estàn refugiados los òrganos. Nada se ve claro, dos ventanas de cristal se encuentran constantemente empañadas, entonces el mundo tiene fronteras mas cercanas. El odio mortal fluye con màs fuerza, agitando mi corazòn, sudando mi frente aunque fuera de mì hace frìo. Mi cuerpo se convulsiona, mi psicòtico espìritu padece una epilèptica sensaciòn."

Franz leyó esto y me preguntó: - ¿Odio?, ¿podes sentir eso? - Y a partir de allí se desarrolló el siguiente diálogo:
Natalia - Escribí eso sin pensar, para descargarme y es lo que me salió, así que como no fue pensado no sé que responderte. Quizás concientemente sienta que no puedo concebir semejante sentimiento y mi inconsciente lo odia todo, quien sabe...
Franz - He leído bastante de tus escritos y sabés usar muy bien la lengua hispana, cada palabra que escribís tiene un por qué... por eso mismo... ¿por qué?
Natalia - ¿Sabés la cantidad de veces que he escrito cosas sin pensar? Sacando cuentos y esas cosas, en general no pienso lo que escribo. "En el arte el pensamiento es el enemigo de la originalidad", en cuanto entras a pensar métricas, palabras y demás, arruinás lo que realmente estás intentando sacar. Creería que la frase "odio mortal" puede ir tanto al odio hacia los mortales como a un odio que puede morir en cualquier momento...
Franz - Puede ser... a menos que... Nati... ¿vos estás contenta con quién sos?
Natalia - Que pregunta mas complicada de responder... A veces creo que me amo tanto a mí y siento esa especie de odio o molestia hacia los demás que me encerraría en mí misma. Cuando más pero más bien me siento es cuando estoy a solas conmigo misma, con los demás es como que llega un punto que si paso mucho tiempo rodeada de gente me empieza a agobiar. Creo que no se ama a sí misma la persona que no tolera la soledad y necesita si o si tener al menos a una persona a su lado. ¿Por qué podría alguien no tolerar la soledad? Solo porque no se quiere a sí misma y no tiene el suficiente valor de pasar al menos una hora en silencio con sus pensamientos.
Franz - Estoy de acuerdo al 100%
Natalia - Por el contrario, si yo pudiera hacer la gran Zaratustra y encerrarme sola con mis pensamientos y no saber nunca más de la ‘muchedumbre’, no te queden dudas de que lo haría ya mismo. Entonces creo que la respuesta a tu pregunta es que sí, estoy muy contenta con quien soy.
Franz - Una vez me dijiste algo sobre tu relación con el mundo y uno de tus sueños sobre crecer como escritora... y más allá del placer personal que te daría el éxito, creo que hay algo hacia la sociedad, una gigante necesidad de mostrar al mundo que no sos alguien que creías...
Natalia - En realidad creo que el deseo de consagrarme alguna vez como escritora viene por dos lados. El primero mostrarle a quienes se creen que me conocen que apenas conocen el 10% de mi ser, alguna vez tienen que enterarse todos de las cosas me han pasado en la vida. Sinceramente a veces me molesta demasiado la ignorancia de todos con respecto a mí, y mi incapacidad de expresarme con palabras orales. Entonces alguna vez me sentiré lista y publicaré algo realmente fuerte y todos quedarán con la boca abierta, pero bueno, no voy a morir sin decir las cosas. Y el segundo, totalmente alejado de eso, es podes abrirles los ojos al menos a diez personas, y creo que ya estaría contenta. La estupidez masiva ya me supera, así que si lograra alguna vez que aunque sea una persona venga a agradecerme por haberle abierto los ojos en cuanto a la realidad creo que me daría mucha satisfacción
Franz - "En el reino de los ciegos... el tuerto es rey" Ahora preguntate si hay gente que en vez de ser ciega... simplemente se sacó los ojos para no ver...
Natalia - Pues entonces me encantaría devolverles la vista.

Natalia Peralta & Francisco Sculli

25.6.07

Gustavo Adolfo Bécquer



Bécquer
me hizo comenzar
a amar la poesía...

Y fue
mi primera inspiración
para comenzar a escribir.

Natalia Peralta

20.6.07

Ella... Yo...

Una persona que me está conociendo, y que aprecio mucho, se inspiró en mí y en mi vida para producir el siguiente escrito. Cuando me lo mostró tuve tres reacciones: alegría, por el hecho mismo de haberse inspirado en mi persona; conmoción, por lo bello y real de las palabras, y tristeza, precisamente por la cruda realidad del escrito.

Natalia Peralta

Ella

Y ahí estaba ella, con su mirada triste,
ansiando escapar, ansiando ver la luz.
Ella quería mirar, quería escapar
hacia esa luz que a su vida le daría felicidad.
Su corazón no aguanta más,
late de manera desconocida para los demás,
para ella es normal.
Sentada en la nada, no sabe hacia donde dirigirse,
burbuja irrompible, prisionera de su alma.
No sé si conoce la luz, tampoco ella sabe si la conoce,
solo ansía verla y no recordar más.
Por lo poco que sé, hace tiempo está sumergida
en el espeso, frío y oscuro banco de neblina.
Lastimosa infancia vivida, dejó nada más que heridas,
su pasado mas próximo solo la lastimó aún más.
Ella no quiere pensar, por lo menos intenta no hacerlo,
en las noches la atormentan sus recuerdos.
Sólo ríe, se limita a llorar,
sólo se pone su mascara y demuestra felicidad.
Sus ojos no me mienten, y menos su forma de hablar,
está lastimada, sólo llora en soledad.
Ella se acerca hacia una ventana, le cuesta mirar,
está empañada, está completamente mojada.
Son sus ojos, deseando un rayo de luz
que evapore el agua para dejar de llorar.
Hoy día, quisiera convertirme en tu Dios,
y regalarte un rayo de sol para que te seques,
para que te escapes.
Y ahí esta ella, sentada en la nada,
esperando que un halo de luz
le muestre el camino que tanto espero.

Victor Boffa

25.4.07

Carmina Burana

Escuchar hoy en vivo la obra Carmina Burana de Carl Orff fue una de las cosas más impresionantes que pude haber experimentado. Vivir en carne propia una composición tan extraordinariamente perfecta tocada por ciento sesenta músicos fue realmente sublime. El comienzo me hizo erizar la piel, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Nunca había disfrutado tanto de algo. Sentí tanta emoción, tanta paz, tanta gloria. Esas notas imponentes, las voces enérgicas del coro, la perfección de la melodía... y sin embargo siento que tantas halagadoras palabras no alcanzan. Todo es poco para describir lo que me hizo sentir Carmina Burana. En los instantes pacíficos de la obra se escuchaba el canto de los pájaros, y no parecían más que otro instrumento de la orquesta, conformando una perfecta armonía. Transcurría la obra y oscurecía la tarde, el sol se escondía detrás del escenario mientras salían las estrellas a hacernos compañía. Corría también una suave y fresca brisa que acariciaba los rostros, mientras tanto la música acariciaba los oídos. Creo que fueron los minutos más perfectos de mi vida. Nunca antes mis oídos habían recibido tanta belleza. Sentí que mi corazón lloraba y mi alma sonreía. Toda la gente que se encontraba a mi alrededor desapareció. Éramos sólo la orquesta, el coro y yo. Todos vibrando con Carmina Burana.
Cuando la obra finalizó simplemente quedé con la boca abierta. Me quedé en silencio por unos segundos, no terminaba de creer que lo que acababa de escuchar era real. Lo creí cuando caí en cuenta de que en verdad nunca me había sentido tan viva, con todos los sentidos conectados. Comprendí que en el mundo hay más belleza y perfección de la que me imaginaba, sólo hay que saber encontrarla. Yo encontré una parte en el atardecer de este día, cuando en mi mundo por un instante sólo existió la música, cuando mi ser se reencarnó, dentro de los minutos más emocionantes de mi existencia, en Carmina Burana.

Natalia Peralta

"Oh Fortuna, variable como la Luna
como ella creces sin cesar o desapareces.
¡Vida detestable!
Un día, jugando, entristeces a los débiles sentidos
para llenarles de satisfacción al día siguiente.
La pobreza y el poder
se derriten como el hielo ante tu presencia.
Destino monstruoso y vacío,
una rueda girando es lo que eres,
si está mal colocada la salud es vana,
siempre puede ser disuelta, eclipsada y velada;
me atormentas también en la mesa de juego;
mi desnudez regresa, me la trajo tu maldad.
El destino de la salud y de la virtud
está en contra mía, es atacado y destruido
siempre en tu servicio.
En esta hora sin demora
toquen las cuerdas del corazón;
el destino derrumba
al hombre fuerte que llora conmigo por tu villanía."

Carl Orff

24.3.07

Locura...












Dicen que si uno dice
que esta loco,
en realidad no está loco,
porque el loco no sabe que lo está.
Ahora qué pasa
cuando uno siente
que, efectivamente,
se está volviendo loco...

Natalia Peralta